LA PRIMERA DECLINACIÓN
LA PRIMERA DECLINACIÓN
La primera declinación es la de los temas en “a”. Esto quiere decir, la palabra acaba en “a” y que detrás de esta “a” se añaden las desinencias de los caso.
- En el resto de declinaciones los “temas” (la parte de la palabra que no cambia) también acaba en otras vocales o incluso consonante.
- En la segunda, tenemos temas en “o”, en la tercera tenemos temas en “i” y en consonante; en la cuarta tenemos temas en “u” y en la quinta temas en “e”. Estas vocales originales del tema sufren fenómenos fonéticos y a menudo se transforman en otras vocales.
Aquí tenéis un ejemplo con la desinencia plural de genitivo, que puede ser en “-rum” o “-um” dependiendo de la declinación. Como veis la desinencia se añade al final del tema, que acaba en vocal “a”, “o”, “i”, “e” o en consonante.
CASOS DE LA PRIMERA DECLINACIÓN
Estas son las formas de los casos de la primera declinación:
Como veis, aquello de tema en “a” ahora se ve más claro. Además, están indicadas las cantidades con el macrón y el breve para aquellos que las necesitéis saber.
Pero veamos ahora las formas poco a poco de nuevo. Ahora veréis por qué se llaman temas en “a”. Y que hay una lógica en la formación de las declinaciones. Vamos a “deconstruir” las desinencias.
- En el nominativo y vocativo la forma es rosa. Es una forma no marcada.
- En rosam, el acusativo, se ha añadido una -m como característica.
- En rosae, el genitivo, se ha añadido una -i, que por fenómenos fonéticos evolucionó a una -e. Es decir, pasó de “rosai” a “rosae”.
- En rosae, el dativo, se ha añadido una -i, que, de nuevo, por fenómenos fonéticos evolucionó a una -e.
- El ablativo tiene la vocal “a” alargada y así se diferenciaba del nominativo y vocativo.
- En el plural, tenemos el nominativo y el vocativo rosae que ha añadido una -i, que luego se transformó a -e. Mismo fenómeno que con el genitivo y el dativo.
- En rosas, el acusativo, tenemos una -s y alargamiento de la “a”.
- En el genitivo tenemos la terminación -rum y alargamiento.
- Y en el ablativo y dativo tenemos rosis, con una -s y un cambio de la vocal “a” en “i”.
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